Prestame las líneas de tus manos para escribir de la manera tierna que tenías de abrir tus alacenas para mi.
Pasame la receta de tu flan de manzanas y de tu paciencia así aprendo de tus abrazos de crayón anaranjado.
Dejaste en mi recuerdos larga vida, dibujos de cocina y un calzador en el cajón. Cuentos (dememoria) por las noches, costureros y un derroche, de caricias por antojo y sin razón.
Me tatuaste mil palabras en un soplo, que al nombrar te reconozco respirando por los poros de mi piel.
Me enseñaste a subir las escaleras, a cerrar la boca al frío y a decir "me equivoqué"
Porque al final todo fue escrito en nuestras palmas y partiste en vuelo sin enaguas, largándome a navegar.
Y por las dudas te aseguraste que siguiera, flotando entre la marea sin querer abandonar.
Le diste un soplo a mis velas, te aseguraste que no doliera...
...no significa que no se te extrañe por acá.
Agus.
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